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Eleocadio Díaz Espino, de 76 años y tío-abuelo de la víctima, había expresado en varias ocasiones que él quería "hacerla muj3rcit4". Sus am3n4zas las cumplió la noche del 20 de Noviembre de 2024 en la Comarca Buena Vista, municipio de El Viejo, Chinandega.
Esa noche, la niña de iniciales O.S.A.D., se comunicó por última vez con su madre, alrededor de las 8 de la noche. La jovencita le contó que estaba en camino a casa después de visitar a un amigo cerca de la Escuela Francisco Hernández de Córdoba. Sin embargo, después de esa llamada nunca más volvió a responder. Al día siguiente, preocupada por su desaparición, su madre alertó a las autoridades. La búsqueda comenzó de inmediato.
La investigación avanzó cuando la policía encontró unas chinelas de la adolescente cerca de la escuela. Con la ayuda de Max, un perro policía entrenado en técnicas de rastreo, los oficiales siguieron el olor de la víctima. Max los guio a través de un camino de maleza hasta una parcela propiedad de Alicia del Carmen Mairena, donde Eleocadio Díaz Espino trabajaba como cuidador. Allí el perro marcó un punto específico: Un rancho donde según las evidencias ocurrió el crimen.
En el lugar, los investigadores encontraron una cadena rota que la madre de la víctima identificó como la que su hija llevaba puesta. Dentro del rancho, hallaron un preservativo usado, papel higiénico y envolturas de condones, indicios de que Díaz Espino había intentado vi0l4r a la joven. Sin embargo, la resistencia de O.S.A.D., desencadenó su furia.
Díaz Espino la g0lpeó repetidamente contra un pilar de madera hasta causarle la mu3rt3. Para borrar las huellas de su delito, Díaz Espino trasladó el cuerpo de la adolescente a un predio cercano donde lo roció con gasolina y le prendió fuego. Al día siguiente regresó al lugar y al notar que algunos restos no se habían consumido por completo, los recogió en un saco de nailon y los arrojó a un hoyo con agua dentro de la misma propiedad.
Los restos semicalcinados de O.S.A.D., fueron descubiertos por los oficiales de la Policía que también encontraron fragmentos de huesos, tejidos blandos y órganos quemados. En el juicio, la fiscalía dijo que el papel de Max, el perro policía, fue fundamental para resolver el caso. No solo guió a los investigadores hasta el rancho donde ocurrió el crimen, sino que también señaló el lugar exacto donde Díaz Espino intentó ocultar las pruebas.
El acusado fue detenido mientras removía hojas y escombros cerca de un árbol de Guanacaste, en un intento desesperado por borrar cualquier rastro. Durante el juicio, celebrado en el Complejo Judicial de Chinandega, la fiscalía presentó pruebas contundentes, incluyendo testimonios forenses, evidencias físicas y declaraciones de testigos.
El médico forense confirmó que la mu3rt3 de O.S.A.D., fue causada por traumatismos craneales severos y que su cuerpo fue quemado después del as3sin4to. La fiscalía solicitó prisión perpetua revisable para Díaz Espino por el delito de as3sin4to agravado y 10 años adicionales por vi0l4ción agravada en grado de tentativa.
La jueza Isabel Mayorga, quien presidió el caso, declaró a Díaz Espino culpable de los cargos, destacando la brutalidad del crimen y el móvil de odio que lo impulsó. "Hizo uso extremo y salvaje de la fuerza hasta terminar con la vida de la víctima. Denota el desprecio y odio que tenía hacia la víctima. Toda la prueba ha sido contundente y coherente entre sí y ha demostrado los hechos acusados", dijo la judicial.
Información cortesía: Primerísima Nicaragua
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